Bar RUFIÁN


LOCAL TRASPASADO. NO PODEMOS DAR FE DESDE ENERO DE 2.016
Datos
Nou de la Rambla, 123
Barcelona
Tel. 93 180 68 28
Aparcamiento: con suerte, en la calle. O sea que mejor no ir en coche
Horarios: de 9 a 1, sábados hasta las 3
Día de cierre: lunes
Precios: Por platos, indicados en una de las fotos. Lo habitual son 20 euros cuando el cuerpo dice “basta”
Tipo cocina: Mediterránea
Algunos platos: Hay que empezar por el vermut, las aceitunas de diferentes tipos y las chips con mejillones. A partir de ahí es una cocina generosa, con ingredientes sanos, animales “felices” y buenas verduras. Delicioso el hummus de lentejas.
La carta de bocadillos es amplia, con un pan que puede comerse hasta con pan, comida de tontos diría la gente de posguerra. Son crujientes, pasados por el horno: de Pastrami, Mortadela, Frankfurt, Pollo payés con tomate, Jamón ibérico con queso Brie, Vegetal… Hamburguesa de pollo «contento».
Una especialidad cervecera: El Rufián, una mezcla de cerveza rubia con negra.
Decoración: absolutamente ecléctica y desordenada, con huellas de artistas en paredes, sobres de mesas, pinturas, lámparas. Resulta un lugar acogedor, sin más pretensión que la de hacer sentir feliz a la gente.
Ambiente: divertido, muchas edades, ruidoso, dinámico… Nadie se sorprende si hay quien decide bailar y es ese bar que a un barcelonés le gustaría encontrar en Dinamarca o en Paris (por ejemplo). De hecho podría estar en el parisino Pigalle.
A tener en cuenta: Hay que tener paciencia en los momentos en que se desborda de gente porque solo hay dos personas atendiendo. Una es la propietaria, Berta Muñoz, y el otro es su sobrino, Johnny Lemos. No es ningún drama auto servirse y ayudar, así es que algunos clientes habituales lo hacen.
Está en el inicio del barrio del Poble Sec, muy cerca de la Sala Apolo, de la calle del Paral-lel y de El Molino, discoteca, barrio y cabaret, de todo a pocos metros y con nombre canalla, RUFIÁN. que dicen le va que ni pintado a Dani, uno de los socios. Todo cuadra en este bar de aspecto alternativo a lo pijo y a lo progre, con personalidad propia y carácter acogedor. O acaso sea su dueña, Berta, la que aporta ese mensaje que parece querer decir: Esto es un bar de barrio en el que todo se mima y en el que se pide el mismo mimo por parte del visitante.
Buena música y bolos de amigos dj como Leopoldo Pomés, propietario del Restaurante Giardinetto encantado con este lugar.
Razones para ir:
-Los bocadillos
-La acogida de Berta
-El ambiente
-La ausencia de sofisticación
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